Dr. Marcelo Bianchi Bustos
A lo largo de la historia de la alfabetización ha habido distintos modelos pedagógicos. Uno de ellos es el METODO MONTESSORI. Se lo conoce con el apellido de su creadora, María Montessori.
Antes de intentar explicar algunas de sus ideas básicas, es importante contextualizar su vida y conocer algunos datos biográficos.
"Desde que María Montessori (Chiaravalle, 1870, Nordwijk, 1952) puso en marcha la primera Casa dei Bambini, en el popular barrio romano de San Lorenzo, el 6 de enero de 1907, se puede afirmar que hay un antes y un después en la educación infantil. La Casa dei Bambini fue una auténtica revolución que, además no se basaba en ningún tipo de planteamiento teórico, sino en la propia experiencia educativa.
María Montessori revolucionó los parámetros educativos, existentes hasta ese momento, poniendo al Niño como auténtico protagonista de todo el proceso educativo. Transformó tan radicalmente la educación infantil, que después nada pudo ser igual que antes. Primero, porque, creó unos nuevos materiales con objeto de favorecer el autoaprendizaje. Y después, porque puso la escuela al alcance del Niño, pensando que, si algo tenía que cambiar,- y creía que había que cambiar muchas cosas -, debía ser la Escuela, adaptándola al mundo infantil, y no el Niño.
Siguiendo el Método Montessori los niños se desarrollan en un ambiente preparado, basado en unos principios naturales muy claros (autonomía; independencia; iniciativa; capacidad de elegir; desarrollo de la voluntad; y autodisciplina) con la idea de que el Niño sea su propio maestro. Montessori no quería crear genios, sino dar a cada persona la oportunidad de poder desarrollar sus propias capacidades, por sí misma y con los otros. Y, de esta manera, ayudar a los niños a ser unos seres más humanos más equilibrados e independientes.
Pero, estos principios innovadores, le crearon numerosas dificultades, hasta el punto de obligarle a tener que abandonar la Italia fascista de 1933, porque su experiencia educativa chocaba frontalmente con el sistema totalitario. El fascismo se servía de la escuela para adoctrinar a los jóvenes, los entrenaba para obedecer órdenes, y no para pensar y ser libres. Los convertía en instrumentos de guerra, y no de paz.
Durante su exilio María Montessori vivió en España, en Holanda, y en la India. En estos países desarrolló diversos programas de formación destinados a nuevos docentes. La experiencia bélica la llevó a profundizar en los temas educativos relacionados con la paz, llegando a la conclusión de que la educación es el único camino para construir la Paz. Precisamente por estos trabajos, fue nominada al premio Nóbel de la Paz, en tres oportunidades.
En 1947, regresó a Italia. Su Método ya era reconocido mundialmente y la recibieron con honores. Montessori, sin abandonar su proyección internacional se dedicó a la reorganización de las escuelas de su país y siguió profundizando en el conocimiento de la Infancia.
María Montessori falleció el 6 de mayo de 1952, a la edad de ochenta y dos años en su casa de Holanda. Concluía toda una vida de duros combates, dedicada a la defensa del mundo de los Niños. Había sido la primera mujer que obtuvo el grado de Doctor en Medicina de Italia. Se especializó en Neurología. Estudió Antropología, Filosofía y Psicología, pero, sin duda, lo esencial de su legado para el Siglo XXI, radica en su continúa búsqueda científica, y en su permanente deseo de conocer más y mejor los secretos de la Infancia." (1)
El método es también denominado Método de la Pedagogía Científica y se propone inducir de la observación y la experimentación, del ambiente cuidado y de los estímulos seleccionados, pero libremente ofrecidos. Esta pedagogía propone realizar un “experimento pedagógico con un material de enseñanza y esperar la reacción espontánea del niño”.
En este método aspectos diversos como la
casa, el mobiliario, el jardín, etc.,
constituyen un entramado de diversos experimentos pedagógicos que junto con los
materiales esperan la reacción espontánea de los niños.
Los principales objetivos de este método
son:
-
Facilitar el
desarrollo de la personalidad única del niño. Este es central pues Montessori
creía que cada persona era un todo integrado y creía que un niño construye o
crea su personalidad por medio de la participación activa con el entorno a
medida que lucha por su propia realización.
-
Ayudarle a ajustarse
bien social y emocionalmente y a crecer como un niño feliz y físicamente
fuerte.
-
Ayudarle a que le
sea posible desarrollar su capacidad intelectual
plena.
Desde la perspectiva de Standing (1979) los
aspectos principales del Método de la Pedagogía Científica son:
1. Está basado en años de paciente observación
de la naturaleza del
niño.
2. Posee una aplicación universal en
los niños.
3. Muestra al niño pequeño como un amante
del trabajo, del trabajo intelectual, escogido espontáneamente y llevado a
cabo con una profunda alegría.
4. Está basado en la necesidad imperiosa del
niño de aprender haciendo.
5. Si bien ofrece al niño un máximo de
espontaneidad, logra un
gran nivel de disciplina que tiene su origen dentro del niño, no es
impuesta. En palabras de Montessori:
“El premio y el castigo van en contra de la
libertad y de la espontaneidad del niño; si éstas no se respetan, no se puede educar.
Para realizar una empresa humana se necesitan estímulos internos. Si no hay,
aunque el joven consiga el título de doctor, más valdría que no lo obtuviera”.
6. Está basado en un profundo respeto por
la personalidad del niño y le quita la influencia preponderante del adulto.
7. Permite al maestro tratar con cada niño individualmente
en cada materia, y así le guía de acuerdo con sus necesidades
individuales.
8. Respeta el ritmo interno del alma del
niño
9. Prescinde del espíritu de competencia y se les ofrece a los niños infinitas
oportunidades para una ayuda mutua.
10. Siendo que el niño trabaja partiendo de
su libre elección, sin competencia ni coerción, está libre del daño de un
exceso de tensión.
11. Desarrolla la totalidad de la personalidad
del niño, no sólo sus facultades intelectuales sino también sus poderes de deliberación,
iniciativa y elección independiente, junto con sus complementos emocionales.
La teoría de Montessori parte de la
psicología positivista basando su método en la actividad sensorial y las
impresiones. Su sistema es de desarrollo más que de adaptación, como sucede con
las otras pedagogías. Las corrientes pedagógicas en que se inscribe su teoría,
sin olvidar la atmósfera cultural italiana de ése momento, son el individualismo
de Rousseau, la educación sensorial de Pestalozzi, la educación de las
facultades de Herbart y la aplicación de la actividad espontánea de los niños,
el valor del juego libre y la importancia de la creación de hábitos a partir de
impulsos naturales de Froebel.
Sin dudas Montessori propone un descubrimiento del niño a comienzos del
siglo XX y basa en los paradigmas mencionados anteriormente. En palabras de la
pedagoga:
“La vieja comparación de que el niño es como una
flor, es lo que aspiramos a realizar en la práctica, aunque sólo con algunos
niños privilegiados. Tenemos, no obstante, que librarnos de ese funesto
concepto. El niño no es flor, el niño es un hombre; lo que basta a una planta
no es suficiente para él. Pensemos a qué bajo nivel desciende un paralítico del
cual decimos «no le queda otra vida que la vegetativa» (...). El niño como
hombre: ésta es la figura que debe imponerse ante nosotros. Debemos verla en
esta sociedad humana tumultuosa, que con esfuerzos heroicos aspira a la vida.” (Montessori, [1920], 16).
Como se observa esta concepción de pensar al
niño como hombre, al niño en potencia, al niño como un descubridor de su
entorno pero con algunas características que por momentos pueden parecer
antagónicas a las del adulto. El adulto se marca como objetivo de su trabajo la
transformación de su entorno volcando su actividad hacia el mundo exterior dado
que ya ha alcanzado la norma de la especie, ya ha llegado, conoce, vive en un
mundo de ideas y es tranquilo; sin embargo, el niño es ignorante, inquieto y activo,
y al estar en estado de metamorfosis, de transformación continua e intensa,
tanto corporal como mental, trata de apropiarse de su entorno.
Montessori no quiere que el niño sea
sometido sino que tenga libertad y que sea él quien va descubriendo y
aprendiendo por medio de un proceso complejo pero en el que la exploración y el
juego se hacen presentes.
Uno de los principios de Montessori es la CONCEPCIÓN LIBERADORA que
parte, desde su concepción, del ahogo que sufren los niños frente al mundo de
los adultos que intentan sobreprotegerlo con la excusa que es pequeño y débil.
Desde su perspectiva el niño se desarrolla a sí mismo y para ello es necesario
dejarlo libre para que pueda
absorber y adquirir todo aquello que sea útil en su vida psicológica.
Esa concepción liberadora de Montessori
tiene su complejidad pues establece que debe darse con ciertos límites y con la
intervención de los adultos. En todo momento hay que tener en cuenta que es
necesario dotar a los niños de libertad pues de esa forma se permite la
manifestación de las fuerzas creadoras. Es gracias a esa libertad que el niño
tendrá oportunidad de expresar su verdadera naturaleza; pueden observarse mejor
las manifestaciones espontáneas y, al mismo tiempo, entender psicología
profunda.
Las intervenciones de los adultos tienen que
ver con el hecho de acercarle aquellos materiales adaptados a las exigencias
del cuerpo y a las exigencias y necesidades del espíritu. Lo importante es que
el adulto no le resuelve todos los problemas al niño sino que intenta
conducirlo hacia la independencia.
Esa libertad
se encuentra vinculada a un medio adaptado a las posibilidades y a las
necesidades del niño, y a las cualidades de la maestra, que es la que deberá
crear el clima que permita la expansión de las capacidades naturales. Que sea
libre no significa que el niño hará lo que se le ocurra pues el docente mediará
entre el niño y los materiales proponiéndole aquellos aptos para su momento.
Las principales características del material
Montessori son:
- Aísla una sola cualidad física. La característica
esencial de este material reside en el hecho de que en cada elemento se aísla
escrupulosamente una propiedad, la que se pretenda que el alumno adquiera. Así,
para trabajar los sonidos, se utilizará una serie de campanillas idénticas,
cuya única diferencia consiste en las notas que producen cuando son percutidas
con un martillo.
- Autocorrector. El niño podrá, al utilizar
el material, comprobar la actividad realizada, darse cuenta de los errores y
autoeducarse. Con este fin, el material es autocorrector: los ajustes o encajes
de maderas, las planchitas de hierro, las barras y los cubos, etc. facilitan el
autocontrol del error. Si, al manejar los encajes sólidos, se coloca un
cilindro en un orificio que no le corresponde, al final del ejercicio sobrará
un cilindro, con lo que el niño podrá constatar que se ha producido un error y
podrá proceder a rectificarlo.
- Realista. Muchas veces se cae en el error
de dar al niño objetos en miniatura como los que utilizamos cotidianamente
(material de guerra, soldados, casas de muñecas, etc.). Los objetos que hay que
darles tienen que ser sencillos (tablillas, trozo de madera, botones, etc.),
cotidianos y asequibles para todos.
- Accesible. En el entorno del aula, el
material debe estar situado en un nivel donde el niño puede tomarlo y
devolverlo después, ordenándolo en las cajas o recipientes que lo contiene, así
como que limpie lo que ha ensuciado al trabajar.
- Estético. El material debe ser atractivo,
pintado de brillantes colores, sobrio, simple, elaborado con materias primas de
gran calidad para suscitar su interés. Además debe ser susceptible de manipulación,
es decir que debe prestarse a la actividad del alumno.
- Estructurado. El material tiene mucho de
mecánico. Se trata de una «mecánica perfeccionada para entretener inteligente y
gradualmente a los pequeños» porque, a juicio de Montessori, la percepción
infantil tiene también esa necesidad de medida interior, de ritmo, de
ordenación del ambiente casi mecánica.
Montessori desarrolla, a partir de sus consideraciones
acerca de la naturaleza del niño, de las características de los materiales y de
la conveniencia de un diseño curricular integral, un proyecto de trabajo curricular
centrado en:
-
El desarrollo de la
función motora: se proponen una serie de ejercicios individuales y colectivos tanto
gimnásticos y psicomotrices (de entre los que destacan los ejercicios «sobre la
raya») como relacionados con la vida práctica y con el ambiente, en los que los
alumnos, a la vez que progresan en la adquisición de dominio psicomotriz, están
desarrollando tareas útiles para resultar seres cada vez más autónomos y
prepararse para la vida en sociedad. Ejemplos de actividades son abrocharse las
batas, peinarse, poner la mesa, doblar las servilletas, limpiar el aula, etc.
-
El desarrollo
sensorial: se elabora una serie de materiales diseñados con esmero que,
prestando gran atención a la estética, provocan la libre manipulación activa
por parte de los niños y el aprendizaje individualizado. Con ellos pretende
ejercitar los sentidos para que permanezcan atentos a los estímulos externos de
los que nos proviene la información que genera el aprendizaje. Ejemplos serían
la exploración de un pedazo de cartón sobre la cual hay pegados papeles de rugosidad
diferente, desde el más fino al papel de lija más áspero.
-
El desarrollo de
diferentes formas de lenguajes: si bien se centra en las áreas de expresión del
lenguaje oral y escrito y del lenguaje matemático, las actividades de expresión
plástica y corporal forman parte de su propuesta curricular. Por este motivo
contempla los siguientes aspectos/temas/áreas: Cuidado de sí mismo y del ambiente; Desarrollo
de la capacidad sensorial; Lectura, fonética y reconocimiento visual;
Escritura; Dictado; Inglés, Idiomas extranjeros; Teatro; Música; Arte; Danza; Matemáticas;
Ciencias naturales; Estudios sociales; y Socialización.
El proceso inicial
para la lectura y la escritura está formado por tres niveles que se deben dar
de manera sucesiva pero no deben ser realizados deprisa ni se deben saltear las
actividades por más familiares que parezcan. Cada una de ellas se basa en las
otras por lo tanto nada se debe obviar en este proceso inicial pues el
propósito final es que se desarrolle en el niño la capacidad para leer y
escribir.
Los objetivos que
poseen estas etapas iniciales son:
• Despertar en el niño la conciencia de los
sonidos y de cómo las palabras están formadas por conjuntos de sonidos.
• Ayudarle a reconocer los símbolos que representan
esos sonidos.
• Ayudarle a iniciar el desarrollo del
movimiento correcto de la mano para escribir letras.
• Ayudarle a utilizar símbolos para escribir
sus pensamientos.
• Ayudarle a utilizar su propia escritura
como un puente hacia la lectura.
Cada una de las
etapas está vinculada con el juego con nombres que son atractivos y
descriptivos al mismo tiempo:
a)
El Juego de los
sonidos: se realiza desde los dos años y medio y ayuda al niño a darse cuenta
del sonido que forman las palabras.
b)
El juego de las
Letras de papel de lija: una vez que el niño ya reconoce los sonidos en un
nivel medio está preparado para identificar las letras del alfabeto. No debe
dejarse de lado el hecho que si el niño se siente seguro con los sonidos que
escucha al inicio de una palabra, le será más fácil comprender que la letra o
símbolo que se les quiere enseñar es sólo la forma en que se escribe el sonido
que ya conoce. Es una actividad importante pues por medio de ella el niño
tendrá una experiencia tanto visual como táctil de la letra, lo cual significa
que utilizará más de un canal sensorial para recibir la información y
recordarla.
c)
El juego del
Alfabeto móvil: Una vez que el niño ha adquirido familiaridad con
aproximadamente tres cuartas partes de las letras de papel de lija, se debe
comenzar a sugerirle que escriba palabras, frases y poemas con un conjunto de
letras (el alfabeto móvil) que se han fabricado con este objetivo. Las letras
deben ser recortadas en papel de color (uno para las vocales y otro para las
consonantes) y deben estar guardadas en una gran caja con distintos
compartimentos que le permitan al niño extraerlas y armar las palabras.
Comprendiendo que,
desde la perspectiva de Montessori, la escritura antecede a la lectura, la
esencia del proceso de aprender a escribir tiene que ver con la progresión de
las actividades y el centrado en cada una de las diversas etapas que se han
señalado en el punto anterior. Dentro de las diversas actividades de
preparación del lenguaje que el niño realizará se destacan la progresión en los
ejercicios de fonética y de enriquecimiento de vocabulario que realiza. El
segundo aspecto que hay que tener en cuenta es que para la escritura utiliza
ciertos materiales sensoriales que sirven para entrenar el movimiento de pinza
de los dedos (como los encajes) y el desarrollo del tacto (como las tablas del
tacto), de modo que inicia el conocimiento de las grafías con las letras
ásperas, realizadas en papel de lija, que se repasan con los dedos a la vez que
se pronuncia el sonido asociado a las mismas. Al mismo tiempo irá recorriendo
las formas, vivirá cada una de las letras. Una vez cumplida esta etapa se
trabajará con letras cortadas para ir armando palabras.
Una vez que se ha
afianzado esta última etapa, que conlleva como resulta obvio el afianzamiento
de las dos etapas precedentes, se procederá a la lectura, que en un primer
momento puede resultar mecánica, pero que enseguida se hace comprensiva.
(1) Biografía extraída de: http://asociacionmontessori.net/biografia/