Dr. Marcelo Bianchi Bustos
En la historia de la
Literatura Infantil hay una página reservada para una mujer que se destacó por
haber sido una gran pedagoga con una profunda actividad en todos los niveles
del sistema educativo y con una cuantiosa producción, tanto teórica como
literaria. Dentro del primer grupo destaco principalmente su libro Enseñanza
de la Lengua, un libro que escribió con Carolina Tobar García y en el que
se adelanta años en una concepción de la Lengua que aún hoy está vigente pues
sin nombrarla hace referencia al paradigma actual de las Prácticas del Lenguaje.
La obra en su momento llenó un vacío en torno a
cuestiones didácticas y esto se lo puede leer en el prólogo escrito por
Rosario Vera Peñaloza en el año 1938: “La enseñanza de la Lengua, por su valor
didáctico, así como por sus fundamentos lingüísticos y psicológicos que han
dado base a este trabajo, señala un acontecimiento educacional digno de ser
celebrado” (Salotti, 1960: 7).
Cada uno
de los capítulos que componen esta obra presenta aspectos teóricos y prácticos
en torno a la oralidad y en todo momento presenta frases altamente poéticas que
son producto del estilo de la autora, como por ejemplo:
El
puente que tiende el niño hacia el mundo circundante es el lenguaje
Otro
libro que está dentro de la misma línea es La lengua viva. Contribución
experimental a la enseñanza de la lectura en el que se justifica la
importancia de la lectura creadora, de la lectura en voz alta.Como pedagoga
realiza en este libro una crítica a los libros de lectura que se usan en las
escuelas diciendo “el libro de lectura, salvo contadas excepciones, es el mayor
enemigo del maestro, del niño y de la lectura! (Salotti, 1950: 67). En esta
obra hay un agregado que llama la atención y que sirve para conocer un poco más
a Salotti, el prólogo que fue escrito por Gabriela Mistral. En palabras de la
gran poeta “Martha Salotti sin saberlo, es una realista más un poeta de los
niños. Y lo mejor del caso es que ella ignora lo segundo”. También dice sobre
ella que en su obra hay una rara combinación del “saber pensar y del saber decir”. Y esto se lee en cada uno de los
párrafos de su obra, donde la palabra adquiere una fuerza especial y todo está
cuidado desde lo estético.
Un
aspecto que destaca de manera especial al hacer referencia al recitado de
poesías es el de las jitanjáforas. Destaca, luego de hacer una referencia
histórica para explicar el origen de este recurso literario cuya autoría se la
asigna a Alfonso Reyes, las jitanjáforas de una niña, María Rosa Fabre que los
tres años hacía versos y se los dictaba a su madre:
“Guita
guita, guita guita
Con
pelota cachadán
Con
estaián
Con
pataca cañadán”.
Como se
puede ver, es una poesía en la que lo que se privilegia es el aspecto sonoro, o
parafraseando las palabras de Salotti (1950) el niño es una especie de poeta de
inocencia que llega a la jitanjáfora que está llena de música y de misterio.
Esto la lleva a caracterizar al niño diciendo que “es un manantial inagotable de la originalidad que los adultos buscamos a
ultranza” (Salotti, 1950: 12).
Si se
hace referencia a su labor como escritora hay dos obras que no pasan
desapercibidas. Por un lado su maravilloso relato Guaquimina; por el otro su libro de cuentos El patito coletón. Tal como lo observa Zelaya de Nader (2017: 55),
la primera de las obras es “comparable a las que en otros tiempos inauguraron
Lewis Carroll y Domingo Faustino Sarmiento al develar que la Literatura Infantil
forma parte de la cultura de los pueblos”. Guaquimina
narra las distintas hazañas que lleva a cabo Colón durante el descubrimiento de
América. Lo interesante es que se muestra su epopeya y en su
conocido
El patito coletón - obra que viene a llenar un vacío en el campo de la
Literatura Infantil-Martha Salotti realiza dos cosas que son por demás
interesantes a pesar de las críticas despiadadas de algunos especialistas. Por
un lado, desde el plano de lo literario crea un total de 50 cuentos breves[1]
para ser leídos o narrados en el jardín de infantes. Algunos de ellos se quedan
en el didactismo que era característico de la época pero
no porque sean en su totalidad moralizantes sino porque ofrecen un mensaje
final que lleva a los niños a la reflexión. Por el otro lado en el libro hay
una introducción que consiste en un breve tratado de didáctica de la Literatura
Infantil centrado fundamentalmente en el cuento, pieza a la que caracteriza,
tanto al destinado a los niños como a los adultos, como una “puerta de evasión”
(7) y como “centro de la labor cotidiana,
(…) como fuente de emociones, alegría, asombro, llanto, susto y suspenso” (8):
“El cuento, una verdadera escuela de vida,
escuela que no encuentra resistencia en el oyente, al contrario: es escuchado
apasionadamente porque despierta el interés, azuza la curiosidad y orienta la
imaginación”.
Sin
dudas por su relación profesional con Pastoriza de Etchebarne, propone trabajar
el cuento desde la narración oral. Hace referencia a que todas las personas
somos sensibles a la magia de la voz y que ésta es similar al embrujo de la
flauta de Hamelin. Lo interesante de su propuesta es que no solo hace referencia
a la importancia de narrarle a los niños sino que ofrece una serie de
estrategias para que el docente pueda narrar en el aula a sus alumnos. Para
ello propone un camino que va desde la selección del texto hasta su narración.
Es muy interesante lo que señala como condiciones que debe tener un cuento
destinados a los niños de tres a cinco años: debe ser breve, manejar pocos
personajes, tener una trama simple estar escrito de lengua oral culta, estar
hecho de pura acción, estar escrito en estilo directo, no tener descripciones,
no querer enseñar nada y tener ternura, poesía y belleza.
Si bien
fue criticada por muchos pseudo especialistas, Salotti merece un lugar especial
dentro de los autores de la Literatura Infantil por haber sido una verdadera
pionera que pensó en los niños y escribió para ellos unas páginas que
permanecen en la memoria de muchos.
Referencias
bibliográficas
Salotti,
Martha (1950) La lengua viva.
Contribución experimental a la enseñanza de la lectura, Buenos Aires:
Kapelusz.
Salotti,
Martha y Tobar García, Carolina (1960) Enseñanza
de la Lengua, Buenos Aires: Kapelusz.
Salotti,
Martha (1968) El patito coletón. 50 cuentos para el jardín de infantes,
Buenos Aires: Guadalupe.
Zelaya
de Nader (2017) ¿De qué hablamos cuando
hablamos de literatura infantil?, San Miguel de Tucumán: V leer.
[1] Algunos de los cuentos que componen
el libro son: El patito coletón, Pelusa, El pollito desobediente, El baño de
los juguetes, Un viaje en tren, Pat, Pit y Pot, pollito Pipí se resfrió, El
susto de la palomita, El pajarito del río Paraná, Fafefí, Pompón, Vestidos al
revés, oreja cortada, la araña tejedora, El cazador de fieras, la muñeca
caprichosa, Pintor sin pinceles, El caballo bayo, Que trabajo da comprar, La flor de firún-filá,. Las pinturas de
Julián, El muñeco de palo, El reloj que habla, Las islas misteriosas, La laucha
y el jilguero, Bertino y sus perritos, etc.
Extraído de: REVISTA MIRADAS Y VOCES DE LA LIJ (Puede ser mencionado citando la fuente).