Comparto con ustedes una ponencia que presenté en unas
Jornadas Virtuales de Etica y Cine en la
Facultad de Psicología de la UBA en el año 2015:
Los discursos sociales en torno a la masculinidad son – desde la perspectiva de Angenot - hegemónicos, es decir que constituyen un todo orgánico, una unidad, una construcción con la que nadie quiere pelear, oponerse. Gays ha habido tanto en la literatura como en el cine, basta tan sólo con leer El lugar sin límites (Donoso), El beso de la mujer araña (Puig) o Los topos (FelixBruzzone) o ver los filmes La Boda de mi mejor amigo, Philadelphia, Secreto en la montaña o Mejor imposible; pero en un corto destinado a un público infantil y juvenil no es nada común. Lo llamativo es que esta película data del año 1939, es decir muchísimos años antes de que fuera un tema de moda. Se trata de una apuesta distinta donde, tal vez sin quererlo, se comienzan a modificar los discursos de lo social sobre el género y donde se intenta modificar los estereotipos de lo masculino para ser reemplazado por una perspectiva de género como construcción subjetiva e individual.

En este trabajo se pondrán en discusión distintas cuestiones en torno al filme de Walt Disney El toro Ferdinandobasado en un libroque fue pionero en el tema, se trata de Ferdinando el toro de Munro Leaf. A nivel diegéticose desarrolla la historia de un toro distinto que “prefería estar tranquilamente sentado y oler las flores. Su lugar favorito estaba fuera, en el campo, bajo una encina”. Todo transcurría con total tranquilidad y mientras los otros toros de su edad deseaban ir algún día a las corridas, él prefería estar tirado debajo del árbol oliendo las flores. Un día lo pica un insecto y esto hace que se enfurezca. Este hecho provocó que lo vieran como un terrible toro y que rápidamente lo llevaran a las corridas de toro: su aspecto era terrible y el matador lo miraba con temor hasta que hace su entrada en la arena. En lugar de correr hacia el toro ve las flores que habían tirado unas mujeres y se acerca a olerlas. Esto genera es desconcierto, la tristeza y el llanto de la gente pues no iba a verse una corrida pues el toro estaba en su mundo. Finalmente Ferdinando es conducido de nuevo a su espacio, debajo de su árbol para disfrutar de las flores y los tréboles y (según dice una voz en off) allí debe estar aún.