La tradición de la narración
oral aparece en este libro que merece ser incluido dentro de los clásicos de la
literatura infantil. Con una historia sencilla y atrapante, construida a la
manera de los relatos insertados, es la historia de Papá ratón que les cuenta
siete historias a sus hijos para que se duerman:
-
Papá, ya estamos todos en la cama – dijeron los
ratones-. Anda, cuéntanos un cuento.
-
Haré algo mejor – dijo Papá – Os contaré siete
cuentos, uno para cada uno de vosotros, si prometéis dormiros en cuanto haya
terminado.
-
Te lo prometemos – respondieron ellos.
Este diálogo con el que
comienza la historia sirve de punto de partida para las siete historias: “El
pozo de los deseos”, “Nubes”, “Ratón muy alto y ratón muy bajo”, “El ratón y
los vientos”, “El viaje”, “El ratón viejo” y “El baño”. Se podría pensar tal
vez que la elección del número siete, para los hijos y por lo tanto para el
número de cuentos que les cuenta, no es deliberada. Podría pensarse que, como sostiene Cirlot
(2014), concierne a la relación de la serie esencial (son siete ratones, al
igual que los pecados capitales o los días de la semana) y es por medio de la
narración oral de los cuentos que el padre logran atraer el sueño pero no de
uno de sus hijos sino de todos.
En cada uno de los relatos que
su padre les narra está presente un ratón que vive, piensa y actúa al igual que
lo hacen los niños. Los ratoncitos se imaginan las mismas cosas que podría
imaginarse un niño, por ejemplo formas diversas en las nubes que lo pueden
llevar a disfrutar o a tener mucho
miedo, a hacer cualquier cosa para poder ver a su madre, etc.
El papá ratón logra su
cometido y al terminar de narrarles los siete cuentos pregunta si alguien está
despierto aún pero nadie le contesta pues “ya estaba roncando”.
Lobel, nacido
en Los Ángeles en 1933 y muerto en Nueva York 1987, es uno de los escritores
más importantes de la literatura infantil contemporánea, y en este libro logra
desde su estilo crear cuentos cortos, concretos, con un
lenguaje accesible a los niños que permite volver a los tiempos de los
contadores de historias, de padres, madres y abuelos que narran cuentos a los
niños para que se duerman y que de ese modo van formando un lector, un
conocedor de historias, alguien que ha comenzado a desarrollar la imaginación
desde niño.
Referencias:
Cirlot, Juan Eduardo (2014) Diccionario de símbolos, Buenos Aires:
Siruela.
Publicado en: REVISTA “MIRADAS Y VOCES DE LA LIJ” ISSN 2344-9373 BUENOS AIRES, N° 12, DICIEMBRE DE 2015
Publicado en: REVISTA “MIRADAS Y VOCES DE LA LIJ” ISSN 2344-9373 BUENOS AIRES, N° 12, DICIEMBRE DE 2015