Autor: Marcelo Bianchi Bustos
El
objetivo de este artículo es presentar algunas reflexiones acerca del trabajo
realizado con alumnas del Profesorado en educación Inicial del ISPEI Sara
Eccleston, dependiente del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, en torno a la
cuestión de la diversidad sexual y la perspectiva de género en la Literatura.
La idea fue romper los estereotipos viendo otros personajes femeninos y
masculinos que se apartan de lo tradicionalmente instituido y que provocan rupturas
con su formación previa. Cuando se
pensó en el corpus para ver qué otras miradas había sobre lo femenino se
seleccionaron, además de las obras mencionadas, otras clásicas, como Irulana y Ogrondote de Graciela Montes, El libro de los cerdos de Anthony Browne, Gatos eran los de antes y La Señora Planchita de Graciela Cabal, Historia de la ratita de Laura Devetach, Maruja de Ema Wolf. Personajes
femeninos que se “portan mal” que no hacen lo que las convenciones sociales
exigen y que tímidamente muestran otra manera de ser y de hacer. Para trabajar
sobre el tema de la diversidad sexual se tomaron varias obras, entre ellas Rey y Rey de De Haan y Stern, Ferdinando el toro de Leaf Munro, etc.
En el
filme de dibujos animados de Peter Pan, su protagonista irrumpe en una habitación
buscando su sombra. La encuentra guardada y es fácilmente reconocible, es su
imagen proyectada, un signo peirciano pues es una cosa que se la reconoce sin
problemas y que está en lugar de otra cosa de naturaleza distinta pero que sin
embargo forman una unidad. Pero qué pasa si la imagen que proyecta el cuerpo no
es la de uno y no se la reconoce rápidamente. Algo así es lo que le ocurre a
Julia, la protagonista de La historia de
Julia. La niña que tenía sombra de
niño, y de esa forma se da inicio a una historia que se atreve a mencionar
lo que durante muchos años se silenció en la literatura, la cuestión de la
diversidad sexual. Una niña que proyecta otra imagen y que por las convenciones
sociales sufre por como se ve, por ser distintas a los otros y por lo que los
otros, sus seres amados, le dicen. Los discursos sociales en torno a lo
masculino /femenino son – desde la perspectiva de Angenot - hegemónicos, es
decir que constituyen un todo orgánico, una unidad, una construcción con la que
nadie quiere pelear, oponerse. Gays, travestis y transexuales ha habido muchos
(¿o algunos?) en la literatura, basta tan sólo con leer El lugar sin límites de
Donoso, El beso de la mujer araña de Puig o Los topos de Felix Bruzzone; pero
en un formato textual destinado a un público infantil y juvenil no. Se trata de
una apuesta distinta donde, tal vez sin quererlo, se comienzan a modificar los
discursos de lo social sobre el género y donde comienza a desaparecer los
estereotipos de lo masculino y lo femenino para ser reemplazado por una
perspectiva de género como construcción subjetiva e individual. Esta propuesta
se enmarca dentro de lo establecido por la Ley Nacional N° 26.150 de Educación
Sexual Integral. En esta ponencia se presentarán algunas ideas con las que se
trabajó con las alumnas de nivel superior en el ISPEI Sara Eccleston en el
espacio de la materia Literatura en la Educación Inicial. Los estereotipos Lo
primero que hubo que trabajar con las estudiantes fue la cuestión de los estereotipos.
Se les propuso ver de qué forma se había abordado históricamente la cuestión de
género en los libros de cuentos infantiles. Como se sabe la literatura es un
eficaz medio para transmitir normas, valores y costumbres que estereotipan
tanto a hombres como mujeres. Se leyeron y analizaron clásicos, en especial
Cenicienta, La Bella Durmiente y Blancanieves. Se observó y se pensó como eran
presentadas sus protagonistas: ingenuas, tontas, idealizan el casamiento pues
es a partir de él que sus vidas van a cambiar; desde lo actancial tienen
papeles pasivos y necesitan de la intervención de otros para transformar sus
vidas (por ejemplo, un hada o un príncipe), etc. Esto no significa que no haya
que trabajar con estos textos, sino que es necesario adoptar en todo momento
una postura crítica, en especial cuando el lector va a tener a su cargo la
selección de obras literarias para la formación de los niños. Por estos
motivos, la propuesta giró en torno a la cuestión de género, rompiendo tal vez
con la concepción tradicional que poseían, analizando de qué manera aparecía en
la literatura para niños la figura de la mujer pero además cómo era tratada la
temática de la diversidad sexual. Basta tan sólo con leer Secretos de familia
de Isol para poder comenzar a meterse en los estereotipos sociales y en la
cuestión del imaginario social en torno a lo femenino en este caso. El
estereotipo de madre, de mujer arreglada que se contrapone con la imagen
doméstica de una mujer por la mañana antes de peinarse y maquillarse usando
todas las cremas posibles. Sin dudas aparecen representaciones vinculadas con
el imaginario social de cómo hay que ser y de qué manera hay que comportarse.
Ese concepto de Castoriadis, entendido como las representaciones simbólicas de
un escritor, de un público, de una cultura o de una sociedad, es central para
comprender el tema de los estereotipos y comprender como es un complejo sistema
de significaciones y simbolizaciones de una comunidad, contextualizado por la
historia. Algo similar a la cuestión de lo femenino surge con el tratamiento de
la diversidad sexual. En la literatura, el ser tildado de afeminado, de
maricón, de puto duele. Lo distinto duele. Lo que le sucede al hermano en Las
ensoñaciones de la mujer salvaje de Helene Cixous no es más que una
reproducción del miedo del hombre por tener un elemento femenino y de la
vergüenza pública que ello le podría acarrear. Con muy pocas excepciones, en el
mundo de lo literario cada persona debe hacer lo que marcan las convenciones y
la cuestión del machismo y de qué manera superarlo está presente por ejemplo en
La señora Planchita o en Las hadas brillan en la oscuridad de Graciela Cabal.
En la primera de las obras ya su nombre hace referencia a una relación de
dominación y de distribución sexual del trabajo, en la segunda hay una
referencia muy fuerte a lo que son los estereotipos y lo que debe hacer cada
uno de acuerdo a su “sexo”. Cuando su protagonista, un niño, cuenta que se ha
encontrado con un hada la respuesta de su padre es: “Ya sabés que esas cosas no
me gustan”. Si bien la autora lo remarca y se nota una intención clara de
parodiar un dicho que podría haber sido proferido por cualquier persona. Cuando
se pensó en el corpus para ver qué otras miradas había sobre lo femenino se
seleccionaron, además de las obras mencionadas, otras clásicas, como Irulana y
Ogrondote de Graciela Montes, El libro de los cerdos de Anthony Browne, Gatos
eran los de antes de Graciela Cabal, Historia de la ratita de Laura Devetach,
Maruja de Ema Wolf. Personajes femeninos que se “portan mal”, que no hacen lo
que las convenciones sociales exigen y que tímidamente muestran otra manera de
ser y de hacer. Las risas de las estudiantes se hacían presentes: sin dudas
esto les tocaba sus estructuras y los mandatos ancestrales. Un corpus de tres
obras para pensar en tono a la diversidad sexual Ser gay en el mundo literario
no es algo menor y la diversidad sexual puede ser patrimonio de hombres,
mujeres, niños y de hasta animales. El primero de los títulos que mayor
revuelta produjo en el mercado editorial fue sin duda Rey y Rey de Linda de
Haan y Stern Nijland publicado en el año 2000. Se trata de una historia
sencilla que cumple en sus primeras páginas con un aspecto del cuento
prototípico del cuento de hadas en el que hay príncipes que se deben casar con
una joven y linda princesa. Como en cualquier libro de princesas y príncipes,
éste se debe casar y se busca para ello a las mujeres del reino o de otros
cercanos. Aquí se rompe con esta cuestión localista y las princesas llegan incluso
de países pues a pesar de no saber, como una parte de la característica
genérica, donde transcurre la historia, se señala que las mismas provienen de
Austria, Texas, Groenlandia y Bombai. Todas ellas desfilan y cual un concurso
de belleza muestran algún talento especial. Sin embargo ninguna de ellas
convence a la reina madre y a su hijo hasta que el paje avisa que faltaba
alguien, la princesa Magdalena que en esa ocasión estaba acompañada por su
hermano. Se lee en las distintas páginas del libro: “De pronto, el príncipe se
quedó sin respiración y su corazón empezó a latir. Fue un flechazo. Fue una
boda muy especial. La reina lloraba sin parar Desde entonces, los príncipes
viven juntos como rey y rey y la reina por fin pudo descansar. Y vivieron felices
y comieron perdices”. En este caso concreto su protagonista no tiene un nombre,
tan sólo es el príncipe y su enamorado tampoco aunque se le agrega un adjetivo
al nombre príncipe, tomando el estereotipado nombre de Príncipe Azul. La no
existencia de un nombre para cada uno de ellos es tal vez un elemento para ser
leído también y ser tenido en cuenta. ¿Qué pasa con lo no dicho? ¿Qué marcas
guarda? Estos fueron algunos de los interrogantes que día a día iban saliendo
en las clases con las nuevas relecturas. Cada una de las oraciones que se han
trascripto remiten a una página y cada una de ellas está acompañada de la
imagen. No es como se dice comúnmente que una imagen vale más que mil palabras
sino que en realidad las palabras con las imágenes forman una urdimbre y que en
algunos casos concretos es imposible pensar en una sin la otra. El segundo de
los libros que forman parte de este corpus propuesto fue pionero en el tema, se
trata de Ferdinando el toro de Munro Leaf. Con una interesante composición
paratextual, se desarrolla la historia de un toro distinto que “prefería estar
tranquilamente sentado y oler las flores. Su lugar favorito estaba fuera, en el
campo, bajo una encina”. Lo interesante de la obra reside, como se ha dicho, en
su paratexto, pero llama la atención que en el plano de lo diegético lo que se
narra no hace otra cosa que repetir un estereotipo que vincula al género
masculino – gay con la delicadeza a pesar de ser publicitado como un libro de
ruptura con una línea temática que aborda. Claro, lo que hace es romper por la
perspectiva temática pero no por el estereotipo. El tercero de los títulos es
La historia de Julia. La niña que tenía sombra de niño de Cristian Bruel y Anne
Bozzelec y su problemática central ya fue planteada al inicio del trabajo. En
este caso la historia trata acerca de una niña, Julia, que si bien es mujer se
siente como un niño y su sombra es la de éste. En todo el libro lo que se
plantea es el sufrimiento de la niña: “¡Eres insoportable! Siempre diciendo
malas palabras, siempre cayéndote, siempre dispuesta a hacer tonterías… Casi un
muchachito, ¡eso es lo que eres! (…) Julia ya no escucha, siempre es lo mismo:
muchachito, muchachito, Muchachito, MUCHACHITO”. Finalmente lo que decide hacer
es indagar de qué forma puede no verse su sombra para no sentirse de ese modo
mal y descubre que la manera es escondiéndose bajo la tierra, sin el contacto
con el sol. En ese momento Julia se encuentra con un niño al que le pasaba algo
similar: a él todos le decían que lloraba como una niña. En ese momento de la
historia se presenta la noción del respeto a lo distinto, a lo diverso: “Yo
creo que se puede ser niño y niña, los dos a la vez, si uno quiere. Me importan
un comino las etiquetas … ¡tenemos derecho!. ¿Tú crees? Claro, ¡tenemos derecho!
La historia termina con las palabras de Julia quien dice: “tenemos derecho…
tenemos derecho”, repite Julia mientras camina. Todo puede ocurrir… Ella es
Julia, ¡ahora lo sabe! Cuando se leen estas obras, al igual que lo que ocurre
cuando se lee otra obra literaria, sucede lo que señala Roland Barthes (1987)
que se genera una lectura por momentos irrespetuosa pues constantemente se
dispara la imaginación y los ojos se levantan del libro para pensar. Obviamente
que con estos tres títulos se comienza a tratar de romper o al menos de
modificar en parte o de cuestionar los estereotipos existentes y al mismo
tiempo se comienza a construir otros estereotipos dentro de la literatura.
Llama la atención que para hacerlo no se hace más que recurrir a los
estereotipos existentes pero sin dejar de llamar la atención ese hecho lo
destacable es que la temática comienza a ser parte de lo literario una vez más
pero esta vez en un literatura que tienen como potenciales lectores a los niños
y los adolescentes. A modo de cierre, tomando la idea de Saer (1997) sobre el
concepto de ficción, es posible señalar que la aparición de esta temática
dentro del campo de lo literario es sin lugar a dudas un gran acierto pues los
autores se meten de esta forma con una realidad compleja, con lo que existe,
con lo que está y que es tan complejo que es necesario verlo de otro modo que
no sea el de los pobres datos que pueden aportar los medios sobre la diversidad
sexual. El transformar un simple tema en un tópico desde la perspectiva de
Curtius hace que se pueda comenzar a teorizar sobre el tratamiento de la
construcción del género en la literatura para niños. Siguiendo a Saer es
interesante preguntarse ¿qué cruces entre verdad y falsedad se encontrarán en
estas obras? La verdad de lo escrito y la falsedad de la aceptación, de la
apertura, del cambio en el imaginario. Por suerte la puerta del corral de la
infancia al que hace referencia Graciela Montes se abrió y entraron nuevos
temas pero sin embargo aún hay un largo camino por recorrer. Muchas de las
posibles repuestas a los interrogantes planteados aún están en el terreno de la
utopía.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ANGENOT,
MARC (1988) “La retórica del discurso
social” (traducción de Elsa Salas).
BARTHES,
ROLAND (1987) El susurro del lenguaje,
Barcelona, Paidós.
BLANCO,
LIDIA (2007) Leer con placer en la
primera infancia, Buenos Aires, Novedades educativas.
BRUEL,
CHRISTIAN Y ANNE BOZALLEC (2008) La
historia de Julia. La niña que tenía sombra de niño, Colombia, Babel.
CIXOUS,
HELENE (2003) Las ensoñaciones de la
mujer salvaje. Escenas primitivas, Madrid, Horas y horas.
DE HAAN,
LINDA Y STERN NIJLAND (2004) Rey y Rey,
Barcelona, Editorial Serres.
LEAF,
MUNRO (s/f) Ferdinando el toro,
Salamanca, Lóguez Ediciones. La 1° edición es de 1936.
ORTIZ,
BEATRIZ (2007) “Sexualidad u literatura. La literatura sirve para…” en: PITLUK,
LAURA (2007) Trayectos. Caminos
alternativos. Educación inicial, San Martín, Trayectos. Número 12.
SAER, J.
(1997) El concepto de ficción,
Buenos Aires, Espasa Calpe.